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Relajar músculos, liberar emociones: Una terapia liberadora del estrés y tensiones psicofísicas.

Actualizado: 13 oct


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¿Alguna vez has sentido que tu cuerpo guarda más de lo que tu mente puede expresar?. El masaje terapéutico no solo actúa sobre los músculos tensos, sino también sobre las emociones que se esconden en cada contractura, cada nudo y cada rigidez corporal.

El cuerpo como memoria emocional: Nuestro cuerpo funciona como un archivo vivo: guarda preocupaciones, miedos y responsabilidades en forma de tensión, como hombros cargados, cuello rígido o un abdomen apretado suelen ser señales de emociones no procesadas. El masaje ayuda a aflojar esas memorias silenciosas, brindando espacio para que la energía fluya y la mente se libere.

Una terapia liberadora:  El masaje terapéutico se convierte así en un puente: relaja el cuerpo mientras ofrece a la mente un espacio de descanso y renovación. Es una experiencia que no solo disuelve el estrés acumulado, sino que también abre la posibilidad de reconectar con uno mismo desde una mirada más compasiva y serena.


Relajar músculos es también liberar emociones. El masaje nos enseña que la sanación no siempre requiere palabras: a veces basta con el lenguaje silencioso de las manos para transformar tensiones en bienestar integral.


El psicólogo y pedagogo Thomas Hanna (1988) acuñó el término “somática” para referirse al cuerpo como portador de memoria emocional y experiencia vivida. Cuando los hombros están cargados o el abdomen rígido, no siempre es solo fatiga física: también puede ser ansiedad, miedo o la carga de responsabilidades. El masaje terapéutico ayuda a desbloquear estas memorias silenciosas y restablecer la fluidez corporal.


El valor psicológico del masaje: Peter Levine (1997), creador de la Somatic Experiencing, subraya que al liberar tensiones físicas se facilita la descarga natural del sistema nervioso, permitiendo que el cuerpo “complete” respuestas que quedaron interrumpidas por el estrés o el trauma.


Por su parte, Daniel Siegel (2012) destaca que experiencias de cuidado y contacto favorecen la regulación emocional, reforzando la sensación de seguridad interna.

El masaje ofrece entonces:

  • Seguridad y confianza: el contacto terapéutico activa el sistema nervioso parasimpático, asociado con calma y descanso.

  • Liberación emocional: al relajar los músculos, pueden emerger lágrimas, suspiros o una sensación renovada de ligereza.

  • Conexión mente-cuerpo: tal como señala Bessel van der Kolk (2014), “el cuerpo lleva la cuenta”, y el trabajo corporal es clave para integrar experiencias emocionales.


“Cada masaje es una oportunidad de reconectar con tu cuerpo, soltar lo que pesa y recargar tu energía.”


El masaje y el estrés: una terapia para cuerpo y mente:

El estrés es una de las respuestas más comunes del organismo frente a las demandas de la vida diaria. Según Hans Selye (1956), pionero en el estudio del estrés, cuando se activa esta reacción el cuerpo libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, lo que prepara al organismo para la acción, pero también genera tensión muscular, fatiga y ansiedad cuando se mantiene en el tiempo.


El masaje terapéutico surge como una herramienta eficaz para contrarrestar estos efectos. Diversos estudios han demostrado que la manipulación manual de los tejidos no solo mejora la circulación y reduce la rigidez muscular, sino que también disminuye los niveles de cortisol y aumenta la producción de serotonina y dopamina, neurotransmisores relacionados con la calma y el bienestar (Field, 2014).


Durante una sesión, el cuerpo responde al contacto seguro y repetitivo activando el sistema nervioso parasimpático, encargado de la relajación. Esto explica por qué muchas personas experimentan una respiración más profunda, un ritmo cardíaco más estable y una sensación general de ligereza después del masaje (Diego & Field, 2009).


En la práctica, quienes reciben un masaje suelen describirlo como “un descanso profundo”, “un reinicio” o incluso “un alivio emocional”. Esta experiencia muestra que no se trata de un simple lujo, sino de una terapia preventiva y reparadora frente al desgaste psicofísico que el estrés genera en la vida cotidiana.

El masaje terapéutico no solo relaja los músculos: regula el sistema nervioso, favorece la salud emocional y ofrece un espacio de reconexión personal. En tiempos donde el estrés se ha normalizado, redescubrir el valor científico y psicológico del masaje es apostar por un bienestar integral.


Un masaje corporal sirve para mucho más que “relajarse”; tiene beneficios físicos, psicológicos y preventivos. Veamos:

1. Beneficios físicos

  • Relajación muscular: reduce contracturas, rigidez y dolor.

  • Mejora de la circulación sanguínea y linfática: ayuda a oxigenar los tejidos y eliminar toxinas.

  • Aumento de la flexibilidad: mantiene la movilidad de músculos y articulaciones.

  • Alivio de dolores crónicos: puede disminuir molestias asociadas a tensión, fibromialgia o sobrecarga física.

2. Beneficios psicológicos

  • Reducción del estrés y la ansiedad: disminuye el nivel de cortisol y favorece la producción de serotonina y dopamina, relacionadas con el bienestar.

  • Mejora del estado de ánimo: promueve sensaciones de calma, alivio y descanso mental.

  • Liberación emocional: al relajar el cuerpo, a veces se desbloquean emociones contenidas.

3. Beneficios preventivos

  • Fortalece el sistema inmunológico: el contacto y la relajación favorecen la regulación del sistema nervioso.

  • Mejora la calidad del sueño: al inducir un estado de calma profunda.

  • Previene lesiones: mantiene los músculos más elásticos y preparados frente al esfuerzo físico.


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“Potencia tu salud integral: un masaje terapéutico alivia tensiones, optimiza tu energía y fortalece tu bienestar emocional.”


¿Cómo ayuda neurológicamente un masaje terapéutico?

El masaje no solo actúa en los músculos y la piel; también modifica la actividad del sistema nervioso. Estos son los principales mecanismos:

1. Activación del sistema nervioso parasimpático

  • El contacto firme y rítmico estimula mecanorreceptores en la piel y tejidos profundos.

  • Esta estimulación viaja al sistema nervioso central y activa el nervio vago, que a su vez reduce el ritmo cardíaco, regula la respiración y genera una sensación de calma.

  • Resultado: el cuerpo sale del estado de alerta (simpático) y entra en modo de relajación y recuperación (parasimpático).

2. Reducción de hormonas del estrés

  • Se ha comprobado que el masaje disminuye los niveles de cortisol y adrenalina.

  • Al mismo tiempo, aumenta la liberación de serotonina y dopamina, neurotransmisores asociados al bienestar y al estado de ánimo positivo.

3. Liberación de oxitocina

  • El contacto terapéutico favorece la secreción de oxitocina, llamada la “hormona del vínculo”.

  • Esto refuerza sensaciones de confianza, seguridad y conexión emocional, fundamentales en la regulación psicológica.

4. Regulación del dolor (teoría del “gate control”)

  • Según la teoría de la compuerta (Melzack & Wall, 1965), la estimulación táctil del masaje activa fibras nerviosas que compiten con las señales de dolor en la médula espinal.

  • Esto “cierra la puerta” a parte de la transmisión del dolor hacia el cerebro, disminuyendo la percepción de molestias.

5. Integración mente-cuerpo

  • Neurocientíficos como Bessel van der Kolk señalan que las experiencias corporales (como el masaje) ayudan al cerebro a integrar recuerdos emocionales y físicos, favoreciendo la autorregulación emocional.

  • Esto ocurre porque áreas como la amígdala (emociones) y la corteza prefrontal (razonamiento y control) se comunican mejor cuando el cuerpo está en calma.


Neurológicamente, el masaje terapéutico activa circuitos de relajación, regula hormonas y neurotransmisores, disminuye la percepción de dolor y fortalece la conexión mente-cuerpo.

En pocas palabras: el masaje corporal sirve para cuidar el cuerpo, equilibrar la mente y prevenir el desgaste físico y emocional.



Lecturas recomendadas.


  • Bessel van der Kolk (2014). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma.

    Editorial: Eleftheria.

  • Peter Levine (1997). Despertando al tigre: Sanar el trauma. Editorial: North Atlantic.

  • Alexander Lowen (1990). El lenguaje del cuerpo: Dinámica física de la estructura del carácter. Editorial: Herder Editorial.

  • Thomas Hanna (1988). Somatics: Reawakening the Mind's Control of Movement. Editorial: Addison-Wesley.

  • Daniel Siegel (2012). La mente en desarrollo: Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro ser. Editorial: Desclée de Brouwer.

  • Tiffany Field (2014). Massage Therapy Research. Editorial: Elsevier

  • Hans Selye (1956).The Stress of Life. Editorial: McGraw-Hill



 
 
 

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